domingo, 1 de abril de 2007

Experimentos en animales


Desde hace ya decenas de años se vienen utilizando millones de animales en experimentos científicos de todo tipo, cuyas principales aplicaciones son la industria militar, la medicina y la cosmética.Tal y como se desprende de recientes estudios científicos, se puede aseverar que los animales no humanos utilizados en dichos experimentos sufren dolor, placer, ansiedad, miedo, alegría o deseo’, y que el abismo que los separaba de los seres humanos ‘es sensiblemente inferior al que pensábamos’.Este hecho resulta por sí solo suficiente como para acabar definitivamente con todos los experimentos con animales no humanos, aunque reconozco que la mayoría de la sociedad mantiene una postura claramente especista, y aprueba muchos de los ensayos que se están realizando con animales no humanos, si de ellos se deriva alguna posible ventaja para el ser humano. Es por ello que me gustaría desgranar este tema, abordando cada una de las aplicaciones principales que tienen estos experimentos.

La cosmética: Cada año se lanzan al mercado nuevas fórmulas de productos para el aseo personal, cosméticos y limpieza. En la mayoría de los casos, antes de llegar a las estanterías de los supermercados y perfumerías, estos productos pasan por una serie de pruebas en animales, que acaban siendo mutilados, quemados, gaseados y sacrificados. ¿Es necesario todo esto? En absoluto. De hecho no solo no es necesario este martirio, sino que la Unión Europea ya ha elaborado una directiva (la Directiva 2003/15/CE) por la que se marca como objetivo la abolición de los experimentos en animales para ensayar productos cosméticos, y conseguir que dicha prohibición entre en vigor en todo el territorio de los Estados miembros. Desgraciadamente, esta directiva aún no ha sido aprobada, debido a las presiones de las grandes multinacionales y ciertas instituciones económicas, como la OMC.

La industria militar: Es muy difícil, por no decir imposible, hacer una buena estimación del número de animales utilizados en experimentos de carácter militar, dado que estas pruebas son clasificadas como Top Secret, y ningún dato sobre dichos experimentos puede ver la luz.Lo que sí es seguro es que son millones de animales de todas las especies. A partir de investigaciones publicadas, sabemos que los laboratorios de las fuerzas armadas de todo EE.UU. prueban toda clase de armas en animales, desde rifles soviéticos AK-47 y agentes químicos y biológicos de guerra hasta explosiones atómicas. Los experimentos militares pueden ser agudamente dolorosos, repetitivos, costosos y poco confiables. Además, son particularmente ineficientes, pues la mayoría de los efectos que estudian no pueden ser extrapolados a humanos o tales efectos ya han sido observados con anterioridad en humanos.

La medicina: Seguramente esta es la aplicación que más aceptación social tiene. La injusticia y la necesariedad de este tipo de experimentos no se ven tan claras como las de los precedentes. Quizá sea por la idea tópica (prejuicio) de que un experimento realizado en un animal puede salvar a un niño enfermo, y que esta consecuencia es la que realmente importa. El prejuicio especista nos nubla la vista, y nos hace ver que el valor de la vida de un animal no humano siempre estará supeditado al valor de una vida humana.Como ya dije antes, los animales utilizados en experimentos sufren dolor, placer, ansiedad, miedo, alegría o deseo, y esta circunstancia es suficiente por si sola para dejar de experimentar en animales.De todos modos, existen otros muchos motivos por los cuales se hacen innecesarios todos estos experimentos. El primero y más importante (si tenemos en cuenta lo dicho hasta ahora) es que las divergencias fisiológicas entre todas las especies animales hacen que los resultados y las conclusiones que se emanan de los experimentos realizados en una especie animal no sean extrapolables al resto de especies animales (incluida la humana). Esta afirmación queda demostrada en la multitud de casos en los que un mismo medicamento produce efectos totalmente distintos en individuos de especies distintas.La aspirina, por ejemplo, se utiliza como analgésico relativamente seguro y efectivo en humanos, pero puede ser mortal para los gatos; la Penicilina es un antibiótico usadísimo en humanos que mata a la cobayas; el arsénico es muy peligroso para los humanos pero mucho menos para ratas, ratones u ovejas; la insulina, que ayuda a la gente diabética, provoca terribles deformaciones en ratones, conejos y pollos.

Métodos alternativos: Todo este alegato en contra de la experimentación con animales sería inútil si no se dispusiera de alternativas científicas de probada utilidad que permitieran el reemplazo de los animales. Afortunadamente, a día de hoy existe multitud de técnicas alternativas. Estas son algunas de ellas:


  • Cultivos celulares y de tejidos: Disponibles desde hace décadas, permiten realizar, entre otras, distintas pruebas de toxicidad.


  • Modelos por ordenador: Hoy en día existen avanzados métodos tecnológicos, como programas que prevén el efecto que un medicamento tendrá a partir de la estructura de una molécula humana, y la del producto a probar, además de otros datos.


  • Técnicas fisico-químicas: Sistemas no biológicos como la espectometría de masas, de gran utilidad para distintos análisis de datos.


  • Observación clínica: El análisis de la evolución de los enfermos es quizás uno de los mejores modos de aprendizaje sobre una enfermedad.


  • Epidemiología: La observación de la incidencia de una enfermedad en diferentes grupos o poblaciones ha ayudado a descubrir la relación entre diversas actividades, dietas, productos… y ciertas enfermedades.


  • Autopsias: Un método no suficientemente valorado, aunque mucha de la información que aportan no se puede obtener de otros modos.
Una vez conocidos todos los datos relevantes sobre el tema, vale la pena replantearse la postura personal y ver si realmente es necesario todo el sufrimiento que estamos infligiendo a millones de animales en centros de experimentación de todo el mundo.

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